Me impacto más la primera vez que lo ví. Esta segunda vez no me gusto ver tanto loro encerrado en su jaula, mirando al cielo y sin poder estirar las alas. Me volvieron a enamorar los pingüinos y lo graciosos que son. Y a Antonio le encantó el show de los loros y su vuelo libre. Un día raro, eso si.
1 comentario:
Marisol: te veo, te veo, que al final te vas a venir a mi terreno, jajajajaja
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